Créditos con resultados inciertos

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El anuncio de Cristina Fernández por la nueva línea de créditos hipotecarios del Banco Nación arrojó un reconocimiento tácito sobre el severo déficit habitacional que existe en la Argentina, donde 3 millones de familias buscan pero no encuentran la llave de su primera vivienda. A la vez, el color político del anuncio evidenció una vez más que el crédito a largo plazo sigue siendo una de las asignaciones pendientes de mayor complejidad para el sistema financiero y una demanda urgente que en los últimos 9 años no se ha sabido interpretar desde el Gobierno, más allá de los numerosos intentos realizados.
Las causas del fenómeno son numerosas. Como si se tratara de la rueda de un molino, la metódica incertidumbre criolla –copyright C.K.– ha sabido pulverizar cualquier intento ordenado de impulso al crédito por parte del sector privado.
Incluso fue la misma falta de confianza, la que llevó a miles de ahorristas locales a refugiarse de los vaivenes políticos y financieros con la compra de inmuebles, lo que ha conformado una oferta inmobiliaria poco flexible en cuanto a valores y posibilidades de fondeo, aunque sí ansiosa de que la escalada de los precios internos se vea cristalizada en valores más altos de mercado.
En rigor, la mayor parte de las operaciones inmobiliarias se realizan en dólares al tiempo que la inflación hará que cada día más, las transacciones de bienes y servicios vayan adoptando una moneda “De Opción Lógica Argentina” (Dólar, por sus siglas en inglés).
La ecuación que enfrenta salarios con dólares por metro cuadrado se ha dado de boca con la sistemática política devaluacionista, que sólo pone su foco en reducir el poder adquisitivo de la moneda para maniobrar en un mundo competitivo.
Por supuesto a nadie escapa que la espiral inflacionaria –que a falta de números concretos se nutre de expectativas cuya ‘virtud‘ es no tener techo en el imaginario– ha conspirado contra todo intento de ponerle coto a la frustración colectiva.
Si bien hay entidades como el Banco Hipotecario, Ciudad y ahora Nación que han puesto en marcha líneas que han buscado descomprimir la situación, en el mapa hipotecario los bancos que no cuentan con fondos públicos están fuera de juego. Es lógico: 1 de cada $ 2 que tienen las entidades financieras está depositado a 24 hs –son cuentas a la vista– y el resto tiene un horizonte promedio de 60 días. No puede pretenderse entonces que el sistema bancario termine fondeando a 20 años con esos fortuitos recursos.
En cuanto a la línea del Nación, y según Reporte Inmobiliario, para un préstamo de u$s 48.000, el ingreso que habrá que demostrar sería de $ 8.094, 18,4% menos que el solicitado para ese monto en el Banco Ciudad en su línea a 20 años a tasa fija ($ 9.900) y 30% inferior al que exige el Banco Hipotecario para igual plazo y tasa ($ 11.500).

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